Intensivos de Danza Contemporánea LA UNIVERSIDAD OFF Fausto Espinosa Soto Autor, gestor y coordinador del proyecto

Intensivos de Danza Contemporánea
LA UNIVERSIDAD OFF

Fausto Espinosa Soto
Autor, gestor y coordinador del proyecto

“Ser responsable de su formación técnica, particularmente en cuanto al cuidado de su salud física y de prevención de lesiones. Las y los participantes son responsables de DESOBEDECER y adaptar premisas que puedan afectarles negativamente, guardando siempre el mayor respeto y la comunicación clara y cordial con el profesor a cargo y los demás participantes.

Esta es una de las cláusulas que han firmado las personas, bailarines independientes, que ahora disfrutan del proyecto Intensivos de Danza Contemporánea, que se da lugar en la sede de la Compañía Nacional de Danza, en Quito, los martes y jueves, de 18h00 a 20h00, desde enero del presente 2024.

 El piloto de este nuevo formato se realizó como etapa final de la residencia de Planos Inclinados en el Pabellón de las Artes. En el marco de esta residencia, durante 2023 se creó y produjo la obra UNDERGROUND MOVES. Una vez estrenada la obra, a inicios de noviembre, se le dio un uso diferente al horario que se utilizaba para los ensayos.

Se esbozó un primer aterrizaje de algunas variables, provenientes del análisis del ejercicio independiente de la danza en Quito y de la relación concreta con bailarines de diferentes espacios, búsquedas y experiencias, por supuesto, tomando en cuenta la voz de maestros y maestras.

Primero, aunque parezca obvio y evidente, la importancia del entrenamiento cotidiano de los profesionales de la danza, pero sobre todo lo común de que este se vea interrumpido por la necesidad de priorizar el tiempo para actividades (ojalá) productivas. Dicho de otra manera, de como el desempleo te obliga a dejar de entrenar o convertir el entrenamiento en una suerte de martirio (relativo a mártires) que pone la disciplina y la creatividad a prueba máxima, antes que salga el sol o muchas horas después de que se haya escondido; inventarse métodos propios, la práctica de otras disciplinas corporales, gimnasios, el campo o alguna lección que se le pueda exprimir al sedentarismo. Todo esto tomando en cuenta una cruda realidad, la tarifa estándar de una mensualidad de una clase de danza equivale al pago de un servicio caro, como el internet de alta velocidad. La pregunta es ¿Qué segmentos de la sociedad están en condiciones económicas de pagar dos cuentas de internet al mes? Particularmente, el sector artístico independiente, no.

Al intentar darle respuesta a esta primera variable nos encontramos con un cáncer: la gratuidad, concepto falaz, pues consiste en el anonimato del que se regala, ya que la gratuidad, siempre y en todos los casos la paga alguien ¿Ojos que no ven, corazón que no siente? Por fortuna, no muy lejos otro concepto hace mucho más sentido, el aporte voluntario, más cercano a formas concretas y reconocibles que sortean el hambre, como las pambamesas, pero se pone aún más interesante.

Lo voluntario pasa por el ejercicio de la voluntad y la voluntad se organiza en función de valorar (el valor que sabes que tiene tu entrenamiento, más el valor del trabajo que reconoces en la persona que lidera la clase, dividido para tus condiciones económicas). Este es el segundo aspecto que se toma en cuenta y a través de él evolucionamos la inmediatez y simplicidad dañina de la gratuidad, conservando el espíritu fundamental de la política que tanto nuestra Constitución como los tratados de Naciones Unidas plantean, el acceso al ejercicio de los derechos culturales. Aporte voluntario, sin monto base 

Un tercer elemento que se tomó en cuenta, la característica fundamental que nos agrupa a los seres humanos: la diversidad.

Hablábamos de que la idea surgió a partir de múltiples escuchas de personas bailarinas de diferentes lugares y condiciones ¿Qué hace que los bailarines decidan entrenar con una persona y no con otra? Es fundamental que sea interesante, que se conecte con alguna de tus necesidades o visiones, que sean ambientes libres de cualquier tipo de violencia, que sea un espacio donde puedas compartir con otras personas que, igual que tú, encuentran en este aparente sinsentido, identidad.

De esta tercera variable se plantea la característica: rotación de profesores en un mismo espacio. Además, los profesores requieren también de profesores.

Un cuarto elemento, una noción concreta de comunidad. Por qué no intentarlo una vez más, somos muchas personas que ejercemos la danza como profesión, muy diferentes unos de otros; encontrados y desencontrados sobre todo en formas pero finalmente con una capacidad telúrica que se alcanza a sentir en “los juegos del hambre” como coloquialmente y con humor descarado se nombran a los concursos públicos o las convocatorias para un empleo fijo. Existe sí, una comunidad de bailarines independientes, aunque no nos queramos reconocer así, aunque no hagamos nada o casi nada por desgaste o directa oposición a las prácticas que se atribuyen la esfera de lo común desde la militancia política.

Un elemento más, que nos acerca a la concreción de la propuesta y con el que nos conectamos en tiempo y contexto con un país, actualmente en estado de conflicto armado interno, la cultura de paz, y en función de ella, el uso del espacio público.

La Compañía Nacional de Danza y sus instalaciones, son parte del Sistema Nacional de Cultura y en concordancia con la Ley Orgánica de Cultura, son espacios a los que cualquier ecuatoriano o extranjero en territorio tiene derecho, de manera coordinada con las instituciones cuyo fin es, entre otros, hacerlo.

El planteamiento

Una vez identificado el entrenamiento como una NECESIDAD de la COMUNIDAD de bailarines independientes, quienes tienen derecho al uso del ESPACIO PÚBLICO, se propone un SERVICIO de entrenamiento específico de danza contemporánea, accesible a través de la política de APORTE VOLUNTARIO, cumpliendo y respetando la característica diversa del arte y las personas con la figura de ROTACIÓN DE PROFESORES.

El condimento off, la consciencia de la danza como arte y como área de conocimiento

Los profesores que se proponen para liderar esta plataforma cumplen con una característica base, saben que no van a recibir una remuneración justa con el valor comercial de su conocimiento, metodologías y experiencia. En primer lugar, porque es un contexto comunitario no tarifado y en segundo lugar porque la figura aporte voluntario es eso, un aporte, un reconocimiento, un premio y los premios no pagan IVA. No hay cobros o pagos, no es una transacción comercial.

¿Por qué dar una clase fuera del contexto comercial, sabiendo que lo que sabes y has sistematizado tiene un valor? Aquí la experiencia personal deja una cruda lección: del universo de personas que pueden pagar dos veces el internet en Quito, dividido entre los bailarines que se ven obligados a laborar como docentes, sin serlo, lo que quedan son una o dos personas, irregulares, como clientes fijos. Con el pasar de los años, esta realidad tiene un desenlace, la quiebra económica y lesiones anímicas. Solamente queda una razón para ser profesor, la vocación de enseñar, el gusto y la importancia de transmitir conclusiones propias o generar esbozos de respuestas a las preguntas que no te han dejado dormir por años y que llevan a ese momento maravilloso, donde eres testigo de la generación de conocimiento.

Estar ante eso que las ciencias exactas o el Estado identifica como efímero pero no lo es, el pensamiento propio de la danza es tan conmovedor como la misma experiencia artística, se saborea, entusiasma. La vocación de enseñar no se plantea como una perspectiva romántica, es también la necesidad de ser escuchados por auditorios atentos y dispuestos, es visibilizar carreras y personajes más allá de los miedos de una u otra institución de que les sean funcionales.

De aquí un sexto elemento, la libertad de cátedra. Cada profesor tiene un mes, ocho clases, para compartir lo que considere más adecuado a esta circunstancia y público. De aquí volvemos al inicio, a la cláusula que han firmado los actuales participantes y firmarán los que se integren “eres responsable de desobedecer”, porque este es un espacio de arte para disfrutar del criterio propio y comulgar con el conocimiento del otro.

Ciertamente, Intensivos de Danza Contemporánea es un proyecto adulto, aunque en la actualidad participan dos menores de edad, con el respectivo conocimiento y acompañamiento de sus representantes. Es adulto porque plantea parámetros adultos, de corresponsabilidad, de compromiso y de consciencia de todos los valores que están en juego.

La meta del proyecto es sostenerse en el tiempo, lograr limpiar las telarañas que hacen que aún no estén participando de este, más personas, o que lluevan las solicitudes para ser profesores de este logro comunitario.

Cabe el reconocimiento a la dirección ejecutiva de la Compañía Nacional de Danza, que como cualquier institución del Estado, por más argumentos que se puedan tener, podría aplastarte, pero al contrario, intuye y se da cuenta que “los independientes” no solamente aspiramos a no serlo sino que hemos identificado fuerza y valor en lo que hacemos.

Esta es la Universidad OFF, donde el conocimiento y el arte caben sin restricción o direccionamientos más o menos oscuros o articulados dentro de intereses individuales o sectarios que con el tiempo engordan glúteos de paja a los que les encanta saltar nuestro fuego.

Para conocimiento público, el contrato que firman los participantes de Intensivos de Danza Contemporánea cierra de la siguiente forma:

 “Este es un proyecto comunitario y se enmarca en la cultura de paz: el respeto absoluto, la madurez, la cordialidad, el buen trato, el pensamiento crítico y la dimensión compleja del arte. Estas son las características base que este espacio promueve y las que aspira que determinen las relaciones entre participantes, profesores y la coordinación.”