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Día Internacional de la Danza,  Arte fronterizo, virtualidad y cuerpos./  María Luisa González Lalama.

Isadora Duncan. Foto Internet

Día Internacional de la Danza, Arte fronterizo, virtualidad y cuerpos./ María Luisa González Lalama.

Desde 1982, en todas partes del mundo el 29 de abril  se festeja el día Internacional de la danza, cuerposque se develan frente al espectador, cuerpos que se expanden, crean y recrean. Patrimonio de la colectividad la danza es ejemplo paradigmático de adquisición y comunicación de conocimiento a través del cuerpo en movimiento, según Eugenio Trias.

Pero hoy en día la humanidad enfrenta la pandemia Covid 19, y la enfrenta desde los cuerpos y con los cuerpos diversos en vergonzosa desigualdad de condiciones para cumplir el aislamiento social. La economía política sobre los cuerpos  pone normas a todos los  muertos, como deshechos, números, nombres indecibles e innombrables.

En el segundo congreso de filosofía de la danza, realizado en la Universidad Complutense de Madrid el año pasado, circuló una pregunta en relación a la coreoeconomía, en donde intervienen lo político, la economía y la libertad de tiempo y espacio para la creación. El término coreoeconomía de Lepeki, apunta precisamente a confrontar aquello. 

La danza está por fuera del tiempo de la economía del poder,  sobrepasa sus límites, transita por el tiempo creativo, contemplativo, sensitivo, pensante y actuante pero siempre será societario y comunitario, a pesar de que hoy enfrenta el peligro del aparecer. Se convierte así en arte fronterizo porque para todos (público y artistas) está presente el miedo al falso positivo que contagia más allá del límite real, y  ahora dialogamos en lo virtual, que es también migrar de lugar, arribando al sitio posible de resistencia–supervivencia con el dispositivo de la computadora para la imagen.

Estamos habitando de manera distinta el tiempo para que la vida tenga sentido en situación de límite y por fuera de lo fugaz. Aprendemos del no tiempo económico y afirmaremos el espacio de la vida  ralentizada y a  pesar de la sensación de indefensión que tenemos como  sector, por la falta de derechos para los artistas, existe un halo solidario del encuentro fraterno, amoroso con el otro, el colega, el amigo, el vecino. La lejanía de nuestros cuerpos con otras pieles y universos móviles, no limita nuestro sentir ni el ejercicio creativo, que hoy tal vez  converge con el pensamiento, nos lleva a hurgar en la metodología y el método, a repensar lo coreográfico y sus enigmas. Inventaremos nuestras propias metodologías del pensamiento mágico, parafraseando a Heidegger y recuperaremos la Gaya Ciencia de Nietzsche sin dejar por fuera nuestras danzas en solitario, los performances en las habitaciones, las improvisaciones en medio de la rutina cotidiana,  la travesura de la acción no censurada, la alegría de crear no contenida y compartida en el zoom para quienes se conectaron  a tiempo. Nos convocamos irreverentes  al mágico movimiento en el silencio.

 El silencio no es el vacío, es la plenitud, dice Angla, personaje de Clarice Lispector

En confinamiento, el cuerpo del que danza seguirá su insondable existencia con múltiples formas de ser y vivir lo humano,  como el gran salto de Nijinsky en el sanatorio,  después del silencio en aislamiento por su locura. No habla, lleva treinta años sin bailar pero el día que su colega y amigo Sergio Lifar lo visita, de manera inesperada se levanta en salto sorprendente, congelando su imagen en el aire para  la fotografía histórica que hará recordar al genio de la danza y al genio del ballon, cuando años atrás impresionó al público en el Teatro de Montecarlo, con su inexplicable entrechatroyal, el salto en el que cruza los pies en el aire hasta diez veces, cayendo en armoniosa lentitud  durante la función de estreno del  Espectro de la Rosa.

Hoy, el día Internacional de la Danza no está para festejar, sino para conmemorar. Los colectivos y asociaciones del Movimiento del Cuerpo, ofrecen una maratón de alternativas a distancia y en  lejanía, para reconocernos y sentirnos cercanos en la dicha y en el dolor de lo humano. Somos caminantes incansables y seguiremos con nuestros ancestros por delante. Somos  hacedores y constructores de nuevos senderos, de nuevas subjetividades y paradigmas  pero también demandantes del Acuerdo Nacional como política pública  para que la sociedad, las audiencias, las artes y la danza volvamos al reencuentro enriquecedor de palpitaciones compartidas post pandemia.

 

ABRIL MES DE FESTEJOS E IMAGINACIÓN /  Genoveva Mora Toral

ABRIL MES DE FESTEJOS E IMAGINACIÓN / Genoveva Mora Toral

Patricia Naranjo. La mama chiquita /Santiago Rivadeneira Aguirre

Patricia Naranjo. La mama chiquita /Santiago Rivadeneira Aguirre