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Sueños divergentes / Juan Manuel Granja

Sueños de actores de reparto. Steven Góngora/ Martin Varea. foto Luis Cadena

Sueños divergentes / Juan Manuel Granja

Sueños de actores de reparto, obra que puede ser leída como un diálogo entre enfoques opuestos o como una pregunta escenificada de modo humorístico, articula una preocupación constante en el mundo escénico: ¿aspirar al arte o apenas al reconocimiento aquí y ahora?; ¿a las gratificaciones del entretenimiento o a la gloria de la alta cultura? Dos actores secundarios preparan un trabajo escénico, hay indecisión y nerviosismo, los personajes interpretados por Steven Góngora y Martín Varea no se ponen de acuerdo, hacen patente una energía que transita por la escena pero que no logra hallar el cauce que la potencie. Ese es el tema: dos actores que quieren trascender, o por lo menos vivir de y para lo que hacen, pero que no encuentran la forma adecuada de conseguirlo. Y no dan con la tan ansiada forma porque mientras el uno, con sus aires de divo, quiere entregarse a las fórmulas del entretenimiento, su compañero, y en este aspecto rival, ambiciona dar el salto al arte con mayúscula y encarnar nada menos que a Hamlet. 

Sueños de actores de reparto. Steven Góngora/ Martin Varea. foto Luis Cadena

Sueños de actores de reparto. Steven Góngora/ Martin Varea. foto Luis Cadena

Por un lado, desde el actor que ansía la notoriedad más que el logro artístico, hay una referencia constante, puede decirse que hasta obsesiva, a la crítica y al público. “El público no está aquí –dice hacia el final de la obra– está viendo Netflix: The Walking Deado la tercera temporada de La Casa de Papel”. Del otro lado, desde el punto de vista del personaje muy bien interpretado por Varea, hay un hambre artística y un juego desde el estereotipo izquierdista de la alineación ideológica del arte que, más que una reflexión acerca de las formas actuales de las artes escénicas o las narrativas audiovisuales, va adquiriendo por ese mismo hecho un tono quijotesco. ¿Por qué el querer llevar una vez más a escena a Shakespeare puede ser percibido como una afrenta, como un riesgo insensato o como un desgaste innecesario, casi gratuito? Es una de las preguntas que parece estar haciéndose el actor o, al mismo tiempo, el actor que hace de actor pues Varea es el dramaturgo de esta pieza teatral.  

Sin hallar una respuesta clara, pues Sueños de actores de repartono es una apuesta programática, la oposición entre los dos actores da pie a una serie de enfrentamientos cómicos que abordan la pregunta central de la obra teatral desde varios ángulos. No solo se trata del rol secundario reservado a estos actores que trabajan o más bien intentan trabajar y preparar su obra sobre un escenario austero en el cual el juego de la iluminación y la idea del camerino resulta central. Se trata también del acto mismo de escritura de una obra, de sus personajes y de su encarnación por parte de uno u otro actor, de la traducción de las ideas en la escena y de cómo estas se transforman al momento de volverse acto y de ser presenciadas por el espectador. 

Martin Varea.Foto Luis Cadena

Martin Varea.Foto Luis Cadena

Estas escenas-sueños, sin embargo, a pesar de que están atravesados por el antagonismo amistoso de los dos compañeros de escena y su efecto cómico, a veces carecen de un ritmo más ajustado o más trabajado para que así se evite la pérdida de la agilidad cómica o la dispersión del conflicto principal. Asimismo, la desigualdad actoral entre Varea y Góngora resta presencia a los personajes y un mayor desarrollo a esa tensión que busca permear toda la obra, pues el argumento mismo está basado en ella: dos posiciones diferentes respecto a lo que debe o lo que puede ser una obra de teatro, dos políticas de la representación divergentes. Sueños de actores de reparto, más que uno u otro sueño sobre la vida en las tablas revela una preocupación muy legítima y nada fácil de zanjar: las preguntas de los artistas frente a la digitalización, frente a la espectacularización, de cara a un público sobreestimulado y ante una institucionalidad que no hace lo que hace esta obra: preguntarse, cuestionar, intentar crear desde la incomodidad o la provocación bien entendida. 

Ficha técnica

Dirección: Xavier Delgado Vallejo
Actuación: Martín Varea y Steven Góngora
Dramaturgia: Martin Varea
Sonido: Cucho Moreno
Vestuario: Anita Cobagango
Diseño, fotografía y comunicación: LC artdiseño
Escenografía: Juan Serrano, Nahum Iñíguez, Fabián Ramírez

ESTUDIO PAULSEN, UN ESPACIO PARA EL TEATRO / Genoveva Mora Toral

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El corazón es un órgano de fuego/  Un latido que interpela /  Genoveva Mora Toral

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