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¡Bienvenidos a El Apuntador, la página de las artes escénicas!

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El día que Genoveva nos vio: El Apuntador: creer. crear, publicar en la era del algoritmo l Pablo Roldán

El día que Genoveva nos vio: El Apuntador: creer. crear, publicar en la era del algoritmo l Pablo Roldán

Si algo deja en claro El Apuntador —archivo de crítica escénica— es que las obras escénicas devienen archivos históricos: dejan de ser un acontecimiento aislado y pasan a convertirse en cuerpo, hueso y memoria.

Dentro de la industria digital de la atención —un ecosistema dominado por redes sociales y plataformas de streaming que dictan la temperatura del deseo y la velocidad de la mirada— la crítica se vuelve un gesto de autonomía perceptiva. «Internet es una gigantesca máquina de espionaje al servicio del poder», advirtió Julian Assange.

El mundo mira lo que el algoritmo decide: «Internet, nuestra mayor herramienta de emancipación, se ha transformado en el facilitador más peligroso del totalitarismo que hayamos visto».

Frente a esto, archivar y escribir no es un gesto melodramático: es un procedimiento técnico para impedir que todo quede administrado por la dataficación algorítmica. Es construir memoria en un sistema que prefiere el olvido programado.

Frente al entretenimiento programado están las prácticas artísticas que ponen un cuerpo ante otros cuerpos y que, al hacerlo, intervienen en la economía de la visibilidad. El arte escénico es un dispositivo de exposición; deviene documento crítico-literario gracias a la curaduría de quien escribe. Es un archivo que revela la práctica artística frente a las relaciones de poder, las técnicas de control y los modos de subjetivación.

El arte escénico —la obra artística— se constituye en la medida en que se afirma mediante la crítica literaria.

El Apuntador es también la historia de dos mujeres que hacen todo para quererse aún vivas y sobre aquello de lo que está hecha la amistad.

Foto Archivo El Apuntador

Genoveva Mora Toral y Silvia Echeverría sostienen, durante décadas, un gesto radical: tejer un cuerpo-archivo visual y escrito del arte escénico ecuatoriano. Son dos cuerpos que se intuyen como si ya se hubieran soñado antes.

Las cicatrices que sostienen la mirada: Ryōnen Gensō y Genoveva Mora Toral

La historia cuenta que, en el Japón del siglo XVII, Ryōnen Gensō tomó un hierro al rojo vivo y se quemó el rostro para poder entrar al templo zen que la había rechazado por su belleza. No lo hizo por penitencia ni por culpa: lo hizo como quien abre una puerta con el cuerpo. Su gesto fue una afirmación: si mi apariencia es un obstáculo, la deshago; si mi rostro es una frontera, la incendio.

Genoveva Mora reescribe ese gesto: reorganiza la acción de Gensō durante veinticinco años —deshace la apariencia del arte escénico—. Toma la escena, la danza, la performance y el movimiento efímero, y los sostiene en un archivo. Convierte la obra escénica en un cuerpo que puede volver a ser leído.

Ahí se despliega la crítica teatral como territorio: la crítica como ejercicio de devolución; devolverle al cuerpo su derecho a durar.

Genoveva Mora Toral tensa los límites entre el arte escénico y la literatura crítica. El Apuntador es un gesto maximalista donde lo prioritario no es dictar sentencia, sino sostener preguntas: ¿cómo se hace visible lo invisible?, ¿cómo se registra lo que existe apenas un instante?, ¿cómo se cuida un arte que solo vive mientras un cuerpo lo sostiene? Es un modo de “inventarse un cuerpo para no extinguirse”.

La tradición zen dice que la verdad es aquello que permanece cuando todo lo demás se va.
El Apuntador ha demostrado que la crítica puede ser exactamente eso: lo que queda cuando el producto artístico deja de ser acontecimiento y se convierte en archivo literario y visual.

Genoveva entiende que hay lugares a los que solo se llega dejando atrás la piel que el mundo nos asigna.

“What you are going through”

El Apuntador es un archivo que muta y es contemporáneo —y seguirá mutando—. Como dice Boris Groys, ser contemporáneo no significa simplemente estar presente aquí y ahora, sino estar “con el tiempo”: ser un camarada del tiempo. Es un artefacto que propone un recorrido abierto para la imaginación artística y política. Una declaración de amor al arte escénico y a quienes lo sostienen, sabiéndonos efímeros, pero amados.

En 1932, Katherine Whitmore recibió una carta de Pedro Salinas —poeta español de la Generación del 27— en la que él escribía:

"Se me representaba imposible (...) No creas que estoy seguro, que no dudo. Eso no será jamás. Siempre temblaré. Seguridad, nunca. Confianza, sí. (...) Tengo confianza. Vivo más tranquilo, camino por mis días con menos recelo. Pero no olvido que la vida y todas sus grandes cosas son eternas y momentáneas, y que de pronto, en un instante, podemos quedarnos ciegos en medio de la luz, muertos en medio de la vida, solos en medio del amor."

Pepe Rosales, Genoveva Mora, Silvia Echevarria. Foto Archivo El Apuntador

Genoveva Mora . Foto Teatro Frenia

Este texto es, sin duda, una declaración de amor. La acción de El Apuntador y de sus creadoras, Genoveva Mora Toral y Silvia Echeverría, refleja algo similar: transformar la efimeridad del arte escénico en archivo, escritura y memoria. Traspasan el género romántico para convertirlo en manifiesto histórico y declaración de principios frente a un mundo que, pese a estar en el siglo XXI, niega la existencia del arte y de sus artistas.

El mundo actual genera miedo y exige un esfuerzo consciente para transitar la vida con menos alerta, pero con atención y memoria. Por eso, el Consejo Provincial, a través de su jornada cultural MICPI 2025, rinde homenaje a la trayectoria de Genoveva Mora Toral. Este gesto, como indica Julia Kristeva, nos recuerda que “todas las historias terminan hablando de amor”. En tiempos de individualismo y desmemoria, reconocer,  HOMENAJEAR es también resistir.

 Pablo Roldán : Artista multidisciplinario, director teatral y docente. 

Más en: https://www.elapuntador.net/portal-escenico/pablo-roldan   

Videos: Archivo https://www.instagram.com/teatrofrenia/

CON VOZ PROPIA l María Paula Ortega: Una labor de inclusión en el Teatro l El Apuntador

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