CON VOZ PROPIA l María Paula Ortega: Una labor de inclusión en el Teatro l El Apuntador
De acuerdo con la información encontrada, y luego de ver la obra Peter Pana, un trabajo honesto y muy transparente, donde pudimos apreciar la entrega de María Paula, porque, a todos los niños y niñas que formaron parte de esta puesta en escena, se los veía y sentíamos su disfrute, su emoción de convertirse en ‘otro’, vivir su papel y compartir con el público.
Estos son logros, no casualidades, es el resultado de trabajo constante y de la decisión de la directora y su equipo, que se juegan por la inclusión, y lo particular, es que lo hacen en la escena. El mérito es grande porque hoy, vivimos tiempos complejos, pocos se juegan por lo diferente, el arte del espectáculo implica eso, espectacularidad y belleza, aquella que vende y deslumbra, por esto y mucho más aprecio profundamente es visión inclusiva y amplia, cuya virtud está en esa capacidad de encontrar una estética de lo diferente.
Peter Pana, Personaje niño perdido, Gael Andrade. Fotos María Paula - Teatrin Tin Tin
El entusiasta elenco de Peter Pana lo conformaron:
El entusiasta elenco de Peter Pana lo conformaron
Corina Alghet - Peter Pana
Claudia Bruckman - Wendy
Angelica Martillo - Hermana de Wendy
Analía Aguirre - Campanita
Mathias De la Torre - Garfio
Mauro Yépez - Smith
Sophia Serrano - Sirena
Santiago Baquerizo - Niño perdido
Gael Andrade - Niño perdido
Rafaela Carrión - Niña perdida
Y para poner en contexto a María Paula Ortega y su narrativa, qué mejor que una charla para conocer de cerca esta estupenda labor.
1. ¿Tú estudiaste teatro o cómo te conectaste con este arte?
María Paula: Desde muy pequeña descubrí, gracias al apoyo de mi mamá y mi abuela, que donde realmente me sentía viva y en pertenencia era en las artes, específicamente en el teatro. Lo practico desde los siete años en diferentes academias y cursos. Con el tiempo entendí que no era solo un pasatiempo, sino una verdadera pasión. Tanto así que, cuando tuve que preparar mi tesis del colegio en inglés, decidí titularla “¿Why study theatre despite adversity?”, haciendo referencia a los prejuicios típicos de esta carrera.
Siempre estaré agradecida de haber contado con la confianza incondicional de mi mamá y mi abuela. Creo que, si en algún momento me hubiese faltado su respaldo, tal vez no habría tomado la decisión de estudiar teatro con tanta seguridad. Estudié Artes Escénicas en la Universidad Casa Grande, donde cursé cuatro años de licenciatura. Ahí me destaqué por mi compromiso y obtuve la beca ELAP del gobierno canadiense, lo que me permitió estudiar un semestre en la Fanshawe College en Canadá. Esa experiencia me abrió la mente y me mostró cómo el teatro puede funcionar como una verdadera industria, algo que aún estamos construyendo en Ecuador.
Peter Pana, Corina Alghet
Trabajé con profesores maravillosos como Itzel Cuevas, Virgilio Valero, Marcelo Leyton y, de forma muy especial, con Jaime Tamariz, quien ha sido un referente en el teatro nacional. Gracias a él, se me abrieron oportunidades de trabajo: fui seleccionadora, productora, actriz y directora en Microteatro Guayaquil, y luego integré el departamento de casting en Ecuavisa. En 2020 ingresé a una prestigiosa institución educativa en Samborondón como maestra de teatro, convirtiéndome en la primera docente en fundar su club de teatro.
Estas experiencias me enseñaron a crear desde cero, a resolver, a producir y a hacer realidad mis ideas. Soy alguien que imagina mucho, pero que también ha aprendido a construir paso a paso todo lo que sueña.
2. ¿Por qué la decisión de hacerlo con personas con discapacidad?
MP: La discapacidad siempre estuvo presente en mi familia: tengo parientes con autismo y con síndrome de Down. Desde niña sentía una conexión natural con ellos, aunque nunca imaginé que podía unirse con mi profesión. Mi llamado más fuerte en ese momento era hacia el arte.
Todo cambió cuando, antes de graduarme de la universidad, tuve que realizar pasantías comunitarias. Por cercanía familiar llegué a un centro para mujeres con discapacidad intelectual, donde di mi primera clase de teatro y expresión corporal.
Era también la primera clase que daba en mi vida. Me encontré sola frente a 30 mujeres y, aun así, conecté profundamente con ellas. Esa experiencia me transformó: descubrí que me encantaba enseñar.
Años después, trabajando como maestra de teatro en la institución educativa, colaboraba frecuentemente con el departamento de psicología porque el teatro revelaba mucho del subconsciente de los niños. Eso me expuso nuevamente a realidades diversas y aumentó mi interés.
En un momento de mucha confusión profesional, recibí una llamada que cambiaría mi vida: me invitaron a dictar un vacacional para jóvenes con discapacidad del grupo Down GYE. Lo acepté sin saber que ese mes me iba a reordenar por dentro. Trabajar con un grupo pequeño, con estudiantes talentosos como Martha María Ampuero, me hizo descubrir un propósito que no había podido ver: unir el teatro con la discapacidad.
Anuncié en redes que abriría un espacio artístico para personas con discapacidad… pero nadie se inscribió. No era conocida en esta comunidad. Aun así, perseveré y surgió la oportunidad de montar una obra para un festival municipal con Martha María. Ese proceso me reveló lo que significa dirigir artistas con discapacidad: replantear constantemente mi rol, descubrir nuevas estrategias, acompañar desde otro lugar.
Cuando vi a Martha María salir al escenario y conectar con el público como solo ella sabe hacerlo, entendí que ya no podía seguir donde estaba. Renuncié a mi trabajo estable, con todo el temor que eso implicaba, pero con la fe de que ese era mi camino. Como siempre, conté con el apoyo de mi mamá y, ahora, de mi
esposo.
3. ¿Cómo es tu forma de trabajar con artistas con discapacidad?
MP: Mi trabajo es profundamente personalizado. Reconozco en qué momento de su formación está cada artista y adapto el proceso a sus necesidades.
En Teatrin Tin Tin contamos con artistas en distintos niveles: Algunos pueden sostener cargas dramáticas fuertes, como Martha María Ampuero.
Otros están en etapa de formación y comienzan a tomar roles protagónicos.
Algunos requieren acompañamiento de sus compañeros, los sitúo en escenas más corales.
Si un artista necesita apoyo extra en memorización, desarrollo de estrategias musicales, corporales o de comprensión, lo hacemos; entiendo que mi rol de directora va más allá de lo convencional, para mí, es parte del proceso acompañar la memorización, la comprensión del personaje y la conexión emocional.
Busco acercar siempre el personaje a las características del actor. Por eso dedico mucho tiempo a conocerlos, saber de sus intereses, habilidades, posibilidades y también dificultades.
Nuestras obras profesionales incluyen canciones inéditas de Juan José Ripalda, vestuarios de Isa Ycaza y maquillaje de Ghetto Beauty Shop. Esto garantiza que los actores solo tengan que concentrarse en su interpretación.
Y algo que siempre repito “lo más importante es tu compañero”. Hace poco, en el Centro de Arte, mientras interpretaba el papel de Maldria, tuve un momento revelador, toda mi actuación estaba destinada a sostener a Martha María (mi compañera de escena), y eso hizo que mi propio trabajo brillara más. Cuando tu atención está en el otro, el arte florece.
4. ¿Cuál es el objetivo con el grupo? ¿Tienes objetivos individuales?
MP: En Teatrin Tin Tin tenemos objetivos distintos para cada grupo.
Con los niños, busco que encuentren un espacio donde pertenecer. Muchos vienen de entornos escolares que no son realmente inclusivos, donde crecen con baja autoestima o sintiendo que no son suficientes. Aquí, dejan de ser “los niños a los que todo les cuesta” y se convierten en los niños talentosos, creativos, divertidos y brillantes.
El teatro refleja la diversidad de la sociedad. No existe una sola forma de hacer teatro. Un personaje puede hablar fluidamente o comunicarse más con gestos; todo puede adaptarse y seguir siendo arte.
Mi intención es que desarrollen habilidades de socialización y comunicación, y que quizá, descubran, como yo lo hice, una pasión que les permita alcanzar autonomía en su vida adulta.
Con los adultos, el enfoque es brindar herramientas para que puedan desenvolverse en espacios culturales profesionales. Gracias a la visibilidad de nuestros estudiantes, en abril, que se realizó un casting en Ecuavisa, Fátima Coloma (estudiante de Teatrin Tin Tin), fue seleccionada para actuar en una nueva producción del canal. Nosotros la acompañamos como coach actoral, tendiendo ese puente entre los artistas y la industria, y procurando ambientes verdaderamente inclusivos.
Campanita, Analía Aguirre
5. ¿Cuánto tiempo te toma llevar una obra a escena?
MP: Montar una obra con artistas con discapacidad toma tiempo. Un montaje desde cero requiere mínimo seis meses; un remontaje, cuatro. Necesitan reconocimiento de espacio, adaptación, confianza y ensayos adicionales en escenario. Lo pedimos siempre, y cada teatro el que hemos trabajamos ha comprendido la importancia de estos ajustes.
6. ¿Cuáles son los planes como escuela?
MP: Como escuela nuestro propósito es:
- Llegar a más niños y adultos con discapacidad, ofreciendo formación artística de calidad.
- Convertirnos en representantes de artistas con discapacidad, ser el nexo entre ellos y marcas, productoras, o medios que quieran apostar por la inclusión real.
- Abrir más oportunidades laborales para nuestros estudiantes.
- Seguir produciendo obras culturales inclusivas que cambien la mirada sobre la discapacidad.
- Consolidarnos como un espacio integral, donde además de arte exista acompañamiento psicológico, motriz y terapéutico.
- Y, por supuesto, continuar demostrando que el arte es un camino posible, digno y transformador para todas las personas.
