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Juntémonos a mirar una película eterna I La utopía de Valeria Andrade Proaño I Pablo Roldán

El goce de-mente de cuerpo. Valeria Andrade Proaño

Juntémonos a mirar una película eterna I La utopía de Valeria Andrade Proaño I Pablo Roldán

Valeria Andrade Proaño ha hecho de su cuerpo-territorio un espacio de combinatoria disciplinar, un conjunto abierto de prácticas que evidencian la transformación de la narrativa corporal. Su obra — ella misma—, sostenida en más de dos décadas de creación, transita entre la danza, la performance, la instalación y el registro audiovisual. Propone un cuerpo relacional, un soporte físico donde ocurre el intercambio de información. “El cuerpo se convierte en un texto donde se escriben las contradicciones culturales.” Desde su práctica, indica que performar es acercar el rostro a la sangre que aún permanece en los labios de nuestros antepasados.

Topografía del cuerpo en fuga

Allí donde reina un orden natural disfrazado de vida aparece la categoría de fuga —Marcelo Comandu—, una categoría performativa que consiste en la práctica corporal del desalojo de los marcos identitarios normativos. No se trata de un simple escape, sino de un método de reinvención: un cuerpo en tránsito que se rehúsa a la estabilidad impuesta, que vive entre la pertenencia y la pérdida, y que permanece incluso cuando parte. En la fuga, cada gesto fragmentado —mudanza, silencio, pausa, dislocación— se vuelve una escritura política, una cartografía del deseo y un acto de resistencia frente al lenguaje que intenta fijar al cuerpo en una identidad única o definitiva.

El goce de-mente de cuerpo. Valeria Andrade Proaño

Valeria Andrade ensaya una poética del desplazamiento: “el cuerpo fugitivo no huye del mundo, se fuga para seguir habitándolo desde otro lugar.” En este sentido su obra — ella misma—convierte la fuga en una interpenetración de disciplinas artísticas. Así, el cuerpo existe en tanto el cuerpo anatómico atraviesa un proceso de mutación sensorial, afectiva y poética desde su propia experiencia: un cuerpo que se rediseña permanentemente, similar a los procesos tecnológicos de las redes sociales. Reprogramo mi reel como reprogramo mi cuerpo performativo. El cuerpo deviene archivo mutante de los regímenes del poder y la diferencia, laboratorio donde se ensayan nuevas formas de existencia. En esta mutabilidad, el cuerpo experimenta otredades corporales, deviene situación, intenta la disolución de sus fijaciones identitarias y percibe su combinatoria. Escucharemos el pulso del lirio-cuerpo acelerado.

El goce de-mente de cuerpo. Valeria Andrade Proaño

Hay que nombrar a los muertos con el corazón en la boca. Observamos la producción artística de Valeria Andrade desde la simultaneidad de tiempos: sus obras son un cuerpo habitado por otros cuerpos que intenta la disolución de su identidad; son un lugar conflictivo entre la materia organizada y lo inorgánico, mensajes que reorganizan el campo de lo sensible.

En ¡Oiga, qué le pasa pues!, un videoperformance, el transporte público se convierte en laboratorio. De pie en un trolebús, sin sujetarse a nada, Andrade se deja atravesar por los movimientos del vehículo y los choques con otros pasajeros. Lo que parece un acto simple —no sostenerse— se revela como una poética de la vulnerabilidad: presenta un cuerpo open mind al flujo de intensidades; la performer presta su materia a un devenir que rechaza ideas de posesión o pertenencia. Sus obras devienen en trama performativa, un campo micropolítico que se opone a la macropolítica.

El goce de-mente de cuerpo. Valeria Andrade Proaño

En sus producciones artísticas, Andrade coloca una piedra y desvía el cauce de una corriente escénica conservadora, siempre agazapada, al acecho y con todo el poder, mucho poder. Pero su imaginación prefiere revelar la versión más honrada de la realidad; es ajena al conservadurismo y a la desdicha. Su obra —ella misma— se mueve como una adolescente caminando al borde de un acantilado, sin percibir el peligro.

Sujeta a cambios: la firma del cuerpo en lo contemporáneo

Por ahora me gustaría quedarme aquí, en la cima de esta pequeña montaña.

El goce de-mente de cuerpo. Valeria Andrade Proaño

En la práctica contemporánea de Valeria Andrade, @sujetaacambios funciona como firma y como estrategia de insistencia artística. Siguiendo a Boris Groys, la firma en el arte contemporáneo no solo certifica la autoría, sino que garantiza la presencia del artista en el tiempo y en el mundo, estableciendo un diálogo constante entre gesto, cuerpo y obra. Al adoptar este seudónimo, la performer sitúa su práctica en un estado de transformación permanente, construyendo un espacio-cuerpo que combina múltiples lenguajes y se enlaza con su propia existencia.
@Sujetaacambios será semilla de hierba, y sus brotes crecerán estropeando la jardinería perfecta del conservadurismo escénico. Y cuando ella se seque, se abrazará junto a sus obras y empezará a convertirse en un profundo lago de paz.

Poéticas del registro y la materia viva

La poética, a diferencia de la estética, constituye una finalidad en sí misma. Surge como una necesidad interna que no se somete a ningún propósito ni contexto de uso externo. Su existencia es intrínseca, autónoma; reposa en sí, como un gesto que se justifica por su propio impulso de ser.

Performar es, en este sentido, perforar el orden de la representación —como sugiere Boris Groys—, abrir un umbral donde el cuerpo deja de imitar y comienza a producir realidad. La performance no busca exhibir una forma acabada, sino poner en crisis la distancia entre la obra y la vida. El acto performativo es una irrupción: desborda el marco estético y lo convierte en experiencia política. Allí, el cuerpo no representa, sino que insiste; no comunica, sino que se expone; no significa, sino que acontece.

El goce de-mente de cuerpo. Valeria Andrade Proaño

El goce de-mente de cuerpo se inscribe en la tradición de la performance contemporánea como acontecimiento, siguiendo a Erika Fischer-Lichte (2008, 2011). La obra no representa la transición vital de la mujer: la hace acontecer, convirtiendo el cuerpo de la performer en lugar de aparición, donde presencia, afecto y conocimiento se entrelazan en un flujo vivo. Siguiendo también a Boris Groys (2010), el proceso creativo que articula los cuatro componentes —adaptación escénica, performance, libro-juguete e instalación audiovisual— es la obra misma, un sistema autopoético y mutable donde el sentido surge en el instante y en la experiencia compartida. La obra encarna la noción de arte como flujo, donde proceso, temporalidad y energía constituyen el núcleo de la obra, desbordando cualquier objeto final o representación fija. La performance promueve la copresencia entre performer, público y dispositivos, generando comunidad efímera y un espacio de reflexión sobre cuerpo, memoria y política del género. Al situar la transición vital como territorio político y archivo vivo, Andrade transforma la vulnerabilidad en potencia crítica y el cuerpo maduro en un espacio de resistencia frente a los regímenes normativos de identidad y deseo. Así, la performance se despliega simultáneamente como poética, archivo y acto político, un flujo continuo donde proceso, acontecimiento y transformación se confunden y se sostienen mutuamente.

El goce de-mente de cuerpo. Valeria Andrade Proaño

Una artista que escucha su tiempo

@sujetaacambios trabaja con las ruinas del cuerpo como quien hereda una casa abandonada: la habita, la repara, la incendia. En ese gesto, la práctica se convierte en un ejercicio de memoria y reconstrucción.

Valeria Andrade Proaño celebra más de veinte años de trabajo artístico, consolidándose como una artista del tiempo: una creadora cuya obra se despliega y se comprende en el transcurso del acto, del proceso y de la experiencia. Siguiendo las categorías de arte del tiempo de Boris Groys, su práctica no busca producir objetos fijos, sino acontecimientos vivos, registros de presencia y transformaciones que solo existen mientras se producen y se perciben. En un país donde el arte contemporáneo encuentra espacios restringidos y a menudo carece de acogida institucional, Andrade convierte su propio cuerpo en medio y territorio de acción: un lugar de aparición donde memoria, afecto y política se entrelazan en tiempo real. Su trayectoria evidencia que la temporalidad no es solo una dimensión de la obra, sino el núcleo mismo del arte, donde la resistencia, la experimentación y la potencia crítica emergen del flujo continuo entre creación, percepción y registro, desafiando los límites de un contexto que no siempre reconoce el valor del acontecimiento y del proceso.

Camila Sosa Villada, en El viaje inútil, comenta: “Nosotras no elegimos el cuerpo que habitamos, pero sí la manera de contarlo”. Andrade ha elegido lo liminal: una verdad hecha de restos, de respiraciones y cicatrices.

Sería lindo ofrecer un homenaje a los veinte años de trabajo de Valeria Andrade —desde lo íntimo, desde lo institucional, desde ese lugar donde casi nadie mira—, porque este país no riega agua a las flores, y mucho menos a los artistas que florecen en la intemperie.

Ficha técnica

Teatro Variedades
Obra: EL GOCE DE - MENTE DE CUERPO
Dirección general, creación, interpretación, producción: Valeria Andrade Proaño
Equipo Técnico
Dirección escénica y producción: Denise Neira Vieira
Diseño sonoro y música: Ricardo Chávez
Escenografía: Victor Hoyos
Diseño de iluminación: Patricio Reyes Buenaño
Diseño y manufactura de vestuario: Carlos Huera
Video: Marco Pareja
Fotografia: Silvia Echevarria El Apuntador
Septiembre 2025 

 Pablo Roldán : Artista multidisciplinario, director teatral y docente. 

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