Pundonor demuestra algo que a veces olvidamos: que el teatro sigue siendo, ante todo, un arte de actuación. Sin artificios ni apoyos espectaculares, la obra -escrita e interpretada por Andrea Garrote, bajo la dirección de Rafael Spregelburd- se sostiene en la potencia de una actriz que convierte un aula universitaria en un territorio dramático de enorme profundidad. Aun en su momento climático final el artificio escénico esquiva el “efecto especial” poniendo por delante la teatralidad.

El dispositivo es sencillo: la profesora Claudia Pérez Espinoza vuelve a dar clase luego de un incidente ocurrido el semestre anterior. Nosotros, el público, ocupamos el lugar de sus estudiantes. Pero lo que al inicio parece la reanudación normal de una cátedra, pronto revela una grieta: algo en su estructura mental, en su ética profesional o incluso en su vínculo con el conocimiento, ya no es el mismo.

La obra se despliega como un misterio. No porque necesite ocultar información, sino porque Garrote maneja con precisión quirúrgica el punto de tensión, intuimos que hay algo roto, pero desconocemos la dimensión de esa fractura.
Cuando finalmente se revela aquello que ocurrió, Pundonor da un giro maravilloso y nos conduce a un terreno filosófico que nunca pierde claridad. Como una buena docente, Claudia Pérez Espinoza no pontifica; nos acerca, traduce, baja a tierra, vincula los conceptos abstractos con sus propias heridas (que en el fondo son las de todos).

Uno de los mayores logros del montaje es su capacidad para humanizar el pensamiento. La obra aborda cuestiones éticas, académicas y contemporáneas, pero lo hace con humor, ironía y una honestidad envidiable. Asistimos, sin saberlo, a un diagnóstico sutil de nuestra época: cómo operan los formatos, los algoritmos sociales, las lecturas apresuradas, la velocidad con la que se forman juicios que decretan culpabilidades sin pasar por la reflexión. Posiblemente una de las características menos apreciables de nuestra época.

La caída de Claudia Pérez Espinoza se vuelve una avalancha imparable: un pequeño olvido, una acción mínima, desencadena un proceso desproporcionado que revela la fragilidad de los códigos con los que convivimos. Allí reside la mordida más afilada de Pundonor: la sociedad contemporánea puede arrasar a cualquiera en nombre de una corrección automática, sin reflexión, casi maquinal.

La interpretación de Andrea Garrote es un prodigio de precisión y humanidad. Su actuación captura la lucidez, la desorientación, el humor involuntario y la profundidad emocional del personaje sin nunca perder la verosimilitud. En un escenario de una sencillez realista extrema, ella construye una obra que se sostiene entera desde su actuación, su voz y su inteligencia escénica.

Ficha técnica

Teatro Nacional Sucre (Noviembre 2025)

Obra: Pundonor
Escrito e Interpretado por @andreagarrote
Dirección @andreagarrote @spregelburd
Escenografía @santiagobadillodelcerro
Vestuario @larasgaudini
Música Original Federico Marquesto
Producción Artística @carostegmayer