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Moscas así necesita la patria. La Mosca Puerca I Gustavo Moya

La mosca puerca. Mishell Banda Almeida

Moscas así necesita la patria. La Mosca Puerca I Gustavo Moya

 La noche estaba fría y seca, de esas en que el páramo parece colarse por las mangas de la chaqueta. Llegué en mi bicicleta azul de carreras, una Duarte de los ochenta, y subí las escaleras de madera de Casa Malayerba, esa casa antigua y acogedora donde el teatro independiente quiteño lleva décadas respirando. Arriba, en el tercer piso, la sala estaba llena. Público cerca del escenario, casi a la misma altura que la intérprete: nada de distancias, aquí la intimidad es parte del pacto.

La mosca puerca. Mishell Banda Almeida

Se apagan las luces... Y aparece ella, sola en escena. Una mosca. O más bien, una mosca sin alas que le habla a una larva —su larva, nuestra larva— sobre el mundo que le espera. “En la mierda las flores florecen”, dice, y lo dice con la naturalidad de quien conoce el terreno. “No hay nada mejor que una mierda recién salida… Las moscas estamos diseñadas para amar la mierda. De la mierda venimos y a la mierda nos vamos”. Filosofía punk con olor a realismo sucio.

La mosca puerca. Mishell Banda Almeida

El relato se despliega como una fábula insectoide en primera persona: la mosca recuerda su primer intento de vuelo fallido, el peso de no tener alas, la mirada ajena que la etiqueta como inútil. Aparecen sus padres —o la idea de ellos—, la lectura de poesía y ciencia ficción, la patria, la sátira militar: esa autoridad que enseña a volar como quien adoctrina. Hay crítica al modelo establecido, a la aspiración de ser como los demás, pero también hay esperanza, resistencia y una fuerza de voluntad que se cuela entre las grietas.

La mosca puerca. Mishell Banda Almeida

Con cambios de voz y gesto, Mishell Banda Almeida da vida a un saltamontes, un caracol y una mariquita que acompañan a la mosca en una aventura de peripecias y enemigos: la aspiradora, el retrete —“el mar de Pinoclín”—, el sofá —“montaña de felpa”—. Todo visto desde abajo, desde la perspectiva de un insecto. Humor, absurdo y ternura se mezclan en un viaje hacia la luz, esa ventana de la que “nadie regresaba para contarlo”.

Hay frases que quedan rebotando en la cabeza: “Un avión no sueña con volar”. O esa sentencia que podría ser bandera de resistencia: “Moscas así necesita la patria”.

La Mosca Puerca es sátira, explora el cuento infantil y es crítica social. En el fondo, es una metáfora de lo difícil y necesario que es ser distinto, artista, libre. Una obra pequeña en formato, pero grande en resonancia, que deja claro que a veces, para ver el sol, hay que atravesar la mierda.

Ficha técnica:

La mosca puerca

Dramaturgia e interpretación: Mishell Banda Almeida

Dirección: Carlos Gallegos

Diseño de iluminación: Jorge Gutiérrez

Música y sonido: Sebastián Game

Producción: Silvania Hernández

Presentada en Casa Malayerba, Quito.

Fotos Silvia Echevarria, El Apuntador

 Gustavo Moya (Portoviejo, 1980) Periodista y fotógrafo.

Más en: https://www.elapuntador.net/portal-escenico/gustavo-moya

Catastro l Otra búsqueda desde el laboratorio… l Genoveva Mora Toral

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